lunes, noviembre 05, 2007

"FEDERICO, EL FORUNCULO DE LA COPE Y PP"

Va a ser que a los obispos les está llamando mucha gente porque los insultos, las calumnias, las mentiras y el odio que sale de esos microfonos , no sale de ninguna otra emisora de radio.
Un excolaborador de losantos (minusc) le llama FORÚNCULO .
Ademàs cada día está peor losantos (minusc), yo ya no soporto escuchar la emisora de los obispos ni cinco minutos, pero radio makuto alucina en colores con lo que escucha.
Por lo que cuenta, losantos dice las mayores barbaridades , los insultos más graves entre las 6 y las 7 de la mañana, y a partir de las 7 empieza a moderarse pelín.
Dice que cada día chilla màs , y que hace sonidos extraños al mismo tiempo que habla y que ya ni se le entiende.
Si estará mal de la cabeza losantos que éstá mañana decía que va a perseguir a ZP con un palito y un alambre


«Tiene la desvergüenza en estado sólido y las ideas en estado gaseoso»

Desde que murió Antonio Herrero, abandonó los micrófonos de La Mañana de COPE, Luis Herrero, y tomó las riendas de ese caballo desbocado, Federico Jiménez Losantos, me siento estafado e indignado como oyente. Puedo decir y digo que El repelente Federico es más retorcido que un tubo de dentífrico y alardea de su estúpida prepotencia. Tiene la desvergüenza en estado sólido y las ideas en estado gaseoso. Su discurso radiofónico matinal, más que un desayuno de sensatez y equilibrio, es un vómito de crispación. Su política es el arte de las malas artes. Hace falta ser muy mezquino para exhibir esa mala uva que pregona vino pero vende vinagre. Con montaraz cretinez, con refinada maldad, fustiga del Rey abajo a todo el que no sea forofo de este fundamentalista intolerante y nada liberal. En el juicio del 11-M, ha sido juez y fiscal; aún sigue en el rincón de la oscuridad por temor a que la luz de la verdad le haga ver algo que derrumbaría sus conjeturas. Cultiva estoicamente sus obsesiones. Habla de sus colegas Iñaki Gabilondo, José Antonio Zarzalejos, Luis del Olmo, con acritud, con desdeño. Se cree la mejor baza de la baraja radiofónica. Sigue, impasible el ademán, con fingida pose de sabelotodo, embragando cábalas, acelerando la rumorología; no sabe frenar las conjeturas, no puede ya dar marcha atrás y caerá en su propia trampa. Obstinado y cerril, este listillo tendrá que tragarse sus impropias palabras. No sé qué inimaginables beneficios querrá obtener con su actitud de bajeza moral, sin talla ética. Me ha decepcionado F.J.L., al que no deseo quiten nunca su libertad de expresión pero que admita la crítica, porque hay libertad de recepción. Este sujeto, muy culto pero mal periodista, se ha llenado los bolsillos con sus soflamas de púlpito salvapatrias y le importa un carajo la COPE. Él va a lo suyo, a sus intereses, que casi nunca son los de la emisora. Termina su contrato en junio y se irá dando un portazo pero con el cepillo lleno a rebosar con la ayuda inestimable de los favores que le han hecho, entre otros, Esperanza Aguirre. Recomiendo a los directivos de COPE, con relación a la marcha de Federico en verano, aquello que dijo Woody Allen: «Cuando mis padres se dieron cuenta de que alguien me había secuestrado, tomaron medidas: automáticamente alquilaron mi habitación». Sus fabulaciones torticeras, carentes del respaldo de los hechos, le han hecho perder toda credibilidad. Este ultramontano extremista está empeñado en dar munición al PP para intentar ganar al PSOE con sus malas artes, pero es munición de fogueo. Federico en COPE es como un gallo que cacarea mientras otros ponen los huevos. Su maledicencia le lleva a jugar con metáforas que no sabe freír en su sartén con aceite de ricino podrido. Siempre pensé que la crítica no ha de ser ese microscopio que lo acercas a una cara bella y nos muestra su peluda epidermis. Este locutorcete no domará nunca su altivez; que me recuerda a Ícaro, aquel héroe mitológico que salió del laberinto de Dédalo y quería acercarse demasiado al sol y sus alas de cera se derritieron. Federico se cree el faro que guía a la derecha hacia la victoria electoral. Al que menos le interesa que gane el PP es a él. Se quedaría sin discurso. Contra Zapatero vive mejor. Lo atractivo de unas elecciones es que nada está escrito hasta el día en que se vota. Después del voto, siempre salen de la niebla esos iluminados sin luces para decir que todo sigue igual. Por mucho que berree Chiquito de Teruel, no habrá vuelco electoral. Todo seguirá anormalmente normal y normalmente anormal. El balcón de Génova vivirá la derrota de Rajoy que hará saltar chispas en el PP. Ruiz Gallardón se frotará las manos y Esperanza Aguirre será señalada por Federico como la sucesora y candidata a La Moncloa. No tiene tanto banquillo el PP como cree. El locutorcete resabio se centrará en sus negocios de comunicación y escribirá su columna/calumnia con la desfachatez que le caracteriza en El Mundo. Zapatero no sufrirá en absoluto la derrota que algunos pronostican y seguirá la convivencia entre españoles a pesar de algunos crispadores a domicilio. El PP está cercado en soledades y no tiene socios con quien pactar; por eso cantar victoria es de insensatos borrachos de un triunfo ficticio. Habrá que explorar soluciones nuevas a problemas viejos. El PP seguirá con la estrategia de la tensión, que tanto jalea Federico Jiménez Losantos con sus consignas hooliganescas. Rajoy no ganará las elecciones si sigue escoltado por Acebes, Aznar y Zaplana. Tampoco si cree que sus aciertos se basan en errores de Zapatero. Menos aún si arma la que armó con Navarra y ahora pide ayuda al PSOE para gobernar esa comunidad. No se puede cambiar de caballo en plena carrera. Donde las dan, las toman. ¿Recuerdan cuando Aznar gritó en campaña aquello de «todo voto que no va al PP, servirá para que ETA entre en las instituciones»?. Me repatea ese maniqueísmo simplón y falso. La diatriba aznarí hará pupa a Rajoy, pero el grano de COPE y del PP, el furúnculo con más pus ponzoñosa se llama Federico Jiménez Losantos.

http://www.diariopalentino.es/secciones.cfm?secc=Opini%C3%B3n&id=536691